La escuela no ha sido la misma desde hace meses (incluso años). No importa el lugar en dónde vivas, los niños han tenido que ver clases en línea, limitando la asistencia presencial a las instituciones a solo un par de veces por semana. ¡Algunos ni siquiera han asistido en lo absoluto! Pero, aunque el Covid haya sido un inconveniente, una escuela en particular estaba lidiando con sus propios problemas.
Ellos decidieron tomar medidas extremas.
Con la mayoría de las cosas yendo a distancia, es seguro decir que las cosas NO han sido fáciles. La falta de acceso a wifi y computadoras confiables, niños con dificultades de aprendizaje y padres con trabajo, son solo algunos de los muchos problemas que enfrentaron los niños “aprendiendo durante COVID”. Es más, toda la dinámica de la escuela ha cambiado drásticamente durante el año pasado, de la misma manera que lo ha hecho la percepción de los adultos sobre el trabajo.
Una escuela en Harrisburg Highschool, Pensilvania, decidió cual sería el castigo para los estudiantes que no asistieran a clase.
Desde el 2017, Lisa Love era la directora de la institución. En ese entonces notó la cantidad extraordinaria de alumnos que no asistían a clases. Estaba fuera de control y, como nueva líder, se apresuró en tomar cartas en el asunto.
“Si no estás con la clase, todo lo que haces aquí es causar estragos a la escuela”, dijo la directora Lisa Love.
Ellos iban al plantel, pero no entraban a las clases.
Hubo problemas de seguridad y educación como resultado de que los niños simplemente estaban en el campus y no estaban donde se suponía que debían estar. ¿El plan de la directora Love? Iniciar suspensiones masivas con llamadas telefónicas a los padres.
Con algunas (cientos) llamadas telefónicas, la directora dio la advertencia.
Al poco tiempo, más de 500 estudiantes recibieron el aviso de suspensión por medio de una llamada a casa. El caos fue tan grande que el portal ABC27 se dio cuenta de la situación y se apresuró a cubrir la noticia.
“Y muchas veces hacer un trabajo de transformación significa que tienes que hacer algunas cosas radicales para llamar la atención de los padres, la comunidad y los estudiantes”, dijo.
La directora solo quería restaurar el orden y pensó que esta era la mejor forma de hacerlo.
¡A veces, se necesita una acción radical para que algo suceda! El mayor problema era que los padres ni siquiera sabían lo que estaba sucediendo porque los estudiantes estaban literalmente en la escuela pero no asistían a clases la mayor parte del tiempo. Cuando comenzaron a tomar la asistencia de manera diferente, 540 estudiantes estaban en la lista de personas que faltaron a más de 35 clases en cuestión de semanas; era aproximadamente la mitad de toda la escuela.
Durante una reunión entre los profesores y representantes se buscaron soluciones.
La mayoría de los padres no estuvieron de acuerdo con las suspensiones, pero la directora Love sabía que su decisión era adecuada. Aunque ya han pasado cinco años desde entonces, serán necesarias este tipo de técnicas para alertar a los padres sobre la educación de los niños en Estados Unidos después del Covid.
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